<%@LANGUAGE="JAVASCRIPT" CODEPAGE="1252"%> El Valle de los Caídos. La Basílica

LA BASÍLICA

La grandiosidad y belleza de la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos supera cualquier comparación con obras recientes y aún de un más o menos próximo pasado. De ello se han ocupado tratadistas, poetas, arquitectos, historiadores, clérigos, pintores, escultores y cuantos algo han tenido que ver con las Bellas Artes que en la suntuosidad del monumento se dan cita.

La Basílica vista desde la reja. Al fondo el Altar Mayor, el Coro y la Bóveda.

En noviembre de 1.941 se adjudican las obras de la Basílica a la empresa San Román y a mediados de 1.942 de empieza la excavación del Risco de la Nava. En el año 1949 el Arquitecto don Pedro Muguruza Otaño tuvo que dejar la dirección de las obras por enfermedad. Cuando Diego Méndez González se hizo cargo de las obras se encontró con un túnel de 11 por 11 metros que no tenía belleza alguna. Pero al ganar espacio a la montaña se comprobaba que aumentaba la sensación de grandeza. es como asomarse a un amplio mirador. Lo mismo sucedia al llegar al crucero amplificando los espacios.

La idea era de hacerla al natural, excavarla en la roca. Pero los estudio que hiceron aconsejaron cimbrarla, a modo de túnel, para que sujetara la montaña. Porque las rocas no sólo aprietan de arriba abajo, sino también de los lados, que presionan hacia el vacío. Se amplió la cripta a 22 por 22 metros, de la que en total se extrajeron unos 130.000 metros cúbicos de roca y tierra, que con las vagonetas y las palas echaban en la explanada y dos palas se encargaban de allanar la explanadadelante de la puerta principal y el 31 de agosto de 1.954 quedaron retirados los escombros.

Toda la Basílica está cimbrada con arcos fajones que sujetan la montaña y por encima de las piedras, que parecen naturales, está está inyectado hormigón a presión con la máquina de hormigonear llamada el "Yoni" y a finales de noviembre de 1955 queda hormigoneado, con lo que el "Yoni" termina su función. Para evitar filtraciones hicieron taladros inclinados, agujeros, que van a dar a las atarjeas laterales que desaguan en una gran atarjea visitable que se encuentra bajo la nave central a lo largo de toda la Basílica. Si caen goteras es porque los sedimentos calcáreos obstruyen los conductos y necesitan ser limpiados temporalmente. En ella se alojan las instalaciones eléctricas y canales de aire acondicionado. Sólo quedaba adornarla.

Desde la puerta mide 262 metros de profundidad. La nave 88,40 m. de longitud, 18 m. de ancho y 19 m. de altura. Está dividida en cuatro tramos por tres arcos fajones de medio punto y albergan las capillas. Entre medias están instalados los ocho tapices del Apocalipsis de San Juan.

VESTÍBULO Y ATRIO

Se accede a través de la puerta de entrada. Tiene este pórtico unas demensiones de 24,80 m. de longitud por 12,60 m. de anchra y 12,30 de altura. Está formado por cuatro anchas pilastras, unidas por arcos fajones de medio punto formando bóvedas, todo ello de granito. Una puerta de dos hojas de madera de nogal de 5 m. de alto por 4 m. de ancho, se abre ante el atrio y aquí ya bajo el Risco de la Nava. Aquí la luz diáfana que entra a raudales por la puerta, queda definitivamente atrás. La iluminación se hace con las lámpara de los apliques que trepa por las pilastras para llegar a corona de la bóveda. La decoración es muy sencilla. Está integrada por arcos fajones de medio punto, que sostienen la bóveda de cañón. El atrio tiene una longitud de 35,20 m., 12.50 de anchura y 11,80 m. de altura. Al final una puerta de madera de nogal, encasetonada, lo separa del atrio, se accede al espacio intermedio o zona de transición y desde aquí se puede ver la gran Basílica, velada por una enorme reja de hierro, que cierra la nave.

En este vestíbulo, en el lado izquierdo, entrando, se ve una piedra de granito con una inscripción que hace memoria de la inauguración del monumento: el 1 abril de 1959, y de la consagración del templo con título de Basílica Menor, por el Cardenal Gaetano Cicognani, quien intervino en representación de S.S. Juan XXIII, el 4 de junio de 1960.

ZONA DE TRANSICIÓN

Rebasada la puerta del atrio se accede a la zona de transición, un espacio de 11 metros y hay que bajar ocho escalones para llegar a la reja de la Basílica. A los lados están dos esculturas que representan los arcángeles, obra de Carlos Ferreira. Están hechos de cañones de la Guerra Civil.

Carlos Ferreira, llamado por alguno "Domador de volúmenes" se propuso algo más que adaptar la superficie de los cueros a formas imitativas; de los que se trataba era de obligar a los volúmenes a producirse y a desvelar la belleza de los seres. Ferreira, no representó dos figuras humanas, sino dos ideas de fuerza y perennidad. Las dos figuras representan dos guardianes, en actitud tensa, sus manos empuñan el pomo de una espada que se hinca en el suelo. Las alas hacia arriba, los brazos hacia adelante, montan guardia permanente. El escultor supo dar vigoroso aliento a estas figuras de bronce.

A los pies de los arcángeles, dos grande conchas de piedra ofrecen el agua bendita al entrar en el templo.

LA REJA

Desde la zona de transición se puede ver la grandiosidad y belleza de la Basílica a través de los espacios de la reja. Es de hierro. De estilo plateresco, levemente estilizada se adorna de bella policromía. Esta dividida en tres cuerpos que tiene unas dimensiones de once por once metros. El cuerpo central consta de dieciocho barrotes y los laterales de seis cada uno. En la parte superior está representado Santiago Apóstol, patrón de España, rodeado de un séquito de ángeles y veinte santos a cada lado de la reja en los cuatro machones.En la tabla seguiente se pueden leer los nombres de los santos de la reja:

LA REJA

Mirando a la reja y de frente al altar y de arriba abajo y de izquerda derecha:

San Marcos evangelista.
San Vicente San Jorge San Simeón
San Mateo evangelista. San Lorenzo San Gorgonio San Francisco de Asís
San Lucas evangelista San Francisco Javier Santa Juana de Arco San Millán
San Juan evangelista San Andrés Santiago el Mayor Apóstol San Antonio Abad
San Juan Crisóstomo Snta Cecilia San Francisco de Borja San Magín

Mirando a la reja, de espaldas a la nave y de arriba a abajo y de izquierda a derecha::

San Antonio de Pádua

San Eduardo

San Pablo apóstol Santa Terresa de Jesús
San Frutos San Luis rey San Agustín San Hermenegildo
SAn Francisco de Paula San Mauricio Santo Tomás de Aquino San Pedro apóstol
Santo Domingo de la Calzada San Ignacio de Loyola San Juan de la Cruz Santa Bárbara
San Macario San Fernando rey de Castilla Santo Domingo de Guzmán San Esteban

LAS CAPILLAS

En la gran nave están situadas seis capillas entre los espacios existentes entre cada los arcos fajones. Están dedicadas a las diversas advocaciones de la Virgen y presididas por una figura en alabastro que representa a la Virgen. En cada capilla hay un altar de piedra con frontales de talla policromada y en la pared a modo de retablo un tríptico de cuero al estilo de los cordobanes españoles . Decoran también las capillas las figuras de los doce Apóstoles en albastro realizadas por la familia Lapayese.

Las seis esculturas de la Virgen fueron realizadas por tres escultores: Don Carlos Ferreira talló las de la Inmaculada, la del Carmen y la de la Virgen de África. Don Ramón Lapayese, la de la Merced. Y don Ramón Mateu, la del Loreto y la del Pilar.

Los trípticos de cuero que decoran las capillas fueron realizados por don José Lapayese Bruna y representan escdenas de la vida de la Virgen.

LADO DERECHO DE LA BASÍLICA

En la primera capilla: la Asunción de la Virgen, representada tanto en el frontal como en el tríptico.

En la segunda: los Desposorios de la Virgen en el tríptico y su muerte en el frontal.

En la tercera: la huida a Egipto en el tríptico y la Visitación de Nuetra Señora en el frontal.

LADO IZQUIERDO DE LA BASÍLICA

En la primera capilla: la Anunciación en el tríptico y el Nacimiento de Jesús en el frontal.

En la segunda: la Adoración de los Reyes Magos en los dos espacios.

En la tercera: la Muerte de la Virgen en el tríptico y la Presentación del Niño en el frontal.

LOS TAPICES DEL APOCALIPSIS DE SAN JUAN

Los ocho tapices que adornan la gran Nave miden 12,63 m. de largo por 5,23 de ancho, incluidas sus varias y ricas cenefas. Los originales fueron traídos de Bélgica por Felipe II. Son del siglo XVI y su autor es Guillermo Pannemaker. No son los originales, son copia y están tramados de hilos de oro, plata, seda y lana. Tardaron en hacerlos más de diez años. Por la riqueza de imaginación derrochada en el desarrollo de los asuntos, la gracia y soltura con que se enlazan, la diversidad de los elementos que se subordinan a una unidad superior, su colorido y valoración material de las hilaturas, esta serie del Apocalipsis es una de las cumbres del arte universal; y muchos son los autores que la califican de "capilla sixtina" del arte del Norte. Apocalipsis, palabra griega que significa Revelación, contiene la que dijo el Señor a San Juan Evangelista en el destierro de la isla de Patmos:

PAÑO I.- INICIO DE LAS REVELACIONES A SAN JUAN EN PATMOS

Escena primera: Dos ángeles sosteniendo una cartela; detrás de ellos el árbol de la vida. Escena segunda: El Señor, sentado sobre doble arco iris, presenta, en su mano izquierda, el Evangelio abierto; rodean la derecha siete estrellas; junto a su cabeza la espada llameante de doble filo(la palabra divina), postrado a sus pies San Juan recibe las revelaciones. La escena se enmarca con los siete candelabros y se orla de nubes. Escena tercera: San Juan, sentado, recibe las revelaciones de los ángeles presentantes de las siete iglesias de Asia: Éfeso, Esmirna, Filadelfia, Laodicea, Pérgamo,Sardes y Tiatira, figuradas en hermosas arquitecturas. Escena cuarta: El ángel desde una orilla del río de la vida, muestra a San Juan, arrodillado en la opuesta, la Apoteosis del Señor, quien, entronizado con el Cordero y el Libro y flanqueado por el Tetramorfos, es rodeado por los 24 ancianos, que ofrecen sus coronas de oro y las siete lámparas; todo ello orlado de nubes y estrellas.

PAÑO II.- COMIENZO DEL JUICIO FINAL

Escena priemera: Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Entre nubes, acompañados de los Símbolos de los Evangelistas, aparecen los tres jinetes (el hambre, la peste y la guerra); debajo el cuarto jinete (la muerte) destruyendo a la humanidad, y tras él, el infierno en forma de monstruo. Escena segunda: Caída del Sol, la Luna y las Estrellas para destruir la Tierra, las gentes claman y se cobijan en los montes. Escena tercera: Un ángel, portador de la Cruz, signo de la Redención del Señor, ordena a otros cuatro, situados en los ángulos de la tierra, sujeten a los vientos para que no hagan mal. Escena cuarta: El Ángel signaliza a la muchedumbre, arrodillada, de los Justos con la marca o sello de Dios. Escena quinta: Ángeles, sobre el Ara del Señor, reciben las almas de los Justos, representados con figuras desnudas a las que visten con ropajes celestiales.

PAÑO III.- DESTRUCCIÓN DE LA HUMANIDAD POR LAS PLAGAS Y LA ADORACIÓN DEL CORDERO

Escena primera: El Señor entrega las trompetas a los ángeles que anunciarán el comienzo de las plagas. Ante el Altar del Señor, un ángel dispuesto para dar la señal. Escenas segunda y tercera: Representación de las plagas. Escena cuarta: San Juan arrodillado, contempla la Apoteosis del Cordero, cuya sangre recibe un Papa en el cáliz. A la derecha, un ángel, envuelto en fuego y los pies ardientes, entrega el libro a San Juan.

PAÑO IV.- HISTORIA DE ENOCH Y ELÍAS

Escena primera: San Juan recibe la vara para medir el templo del Señor. Escena segunda: Predicación de Henoch y Elías. Escena tercera: El Mal (dragón) ataca a ambos profetas, cuya muerte describe la escena cuarta. Escena quinta: Las almas de los dos profetas son conducidas a la Gloria del Señor, que aparece rodeado de los 24 ancianos. Escena sexta: Los impíos y el dragón pretenden atacar a la Mujer vestida de Sol (la Virgen), acompañada del Ángel, que recoge al Hijo recien nacido, y protegida del Señor, que aparece entre nubes junto al Arca, sobre el Ara. El dragón con su cola arrastra la tercera parte de las estrellas y las arroja a la Tierra. Al fondo la destrucción de Babilonia

PAÑO V.- COMBATE ENTRE LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS QUE PRETENDEN ATACAR A LA MUJER VESTIDA DE SOL

Escena primera: Batalla de San Miguel y sus ángeles contra los monstruos infernales. Escena segunda y tercera: La Virgen vestida de Sol, es protegida por el ángel que le pone alas al águila para que huyan del dragón de siete cabezas y vuele al desierto. Escenas cuarta: y quinta: La bestia que sale del mar es adorada por las gentes quienes le levantan altares y reverencian sobre una columna, así como a otra bestia con cuernos de carnero. Escena sexta: La bestia hace la guerra a santos y fieles. Ecena séptima: Sobre el Monte Sión, el Cordero y los escogidos; al fondo el torrrente que representa los cánticos de alabanza. Cristo, redeado de los veinticuatro ancianos y los símbolos de los evangelistas, preside todas las escenas.

PAÑO VI.- TRIUNFO DEL EVANGELIO

Escena primera: El ángel muestra el Evangelio a los moradores de laTierra. Escena segunda: Los impíos son atormentado con el fuego y el azufre, a la vista de los ángeles y del Cordero. Escenas tercera y cuarta: Dios-Hijo, sentado sobre la nube y sobre el ara, con una hoz en la mano derecha, ordena al ángel el castigo de los malos. Escenas quinta y sexta: El símbolo de San Marcos, en figura humana con cabeza de león nimbada, transmite a los ángeles la orden de arrojar sobre la Tierra las plagas contenidas en las copas. A la derecha, el mismo ángel vendimia la viña sembrada en la cuba de la cólera divina, tras él el Hijo del Hombre siega las espigas

PAÑO VII.- LAS BODAS DEL CORDERO

Escena primera: Los ángeles lanzan el contenido de las copas de la ira de Dios sobre Babilonia, el río Eúfrates y la bestia del mal. Un grupo de mercaderes lamenta la ruina de aquella ciudad. Escena segunda: La meretriz - Babilonia - sentada a orilla de las aguas. A sus pies, los reyes embrrachados con el vino de la torpeza. Escena tercera: La meretriz sobre el dragón de siete cabezas, ofrece a los reyes de la Tierra el cáliz de sangre: las abominaciones. Escena cuarta: Aparece en llamas, tormento que contemplan sus seguidores. Sobre ello, el ángel arroja la piedra de molino sobre el mar. Escenas quinta y sexta: Dios-Hijo, rodeado del Tetramorfos y los Ancianos, celebrala destrucción de Babilonia y las bodas del Cordero con la Iglesia.. Escena sèptima: El Ejército de Cristo sigue al Salvador entronizado, que lleva el cetro en una mano y la espada llameante de dos filos en la boca. Escena octava: Un ángel, sobre el Sol, congrega a las aves para que devoren la carne de la Tierra.

PAÑO VIII.- TRIUNFO DE LA IGLESIA SOBRE EL DEMONIO ENCADENADO EN EL ABISMO

Escena primera: El Ejército de Cristo, sobre caballos blancos, combate las potencias infernales - dragón de siete cabezas- .Escena segunda: Se vence y encadena al dragón. Escena tercera: Un ángel muestra a San Juan la Apoteosis de Dios-Hijo. La Ciudad Santa de Jerusalén aparece cobijada por el Padre Eterno. La Iglesia triunfante es reprentada por una ciudad con muros y torres; ángeles guardan las puertas y un grupo de justos adora las visiones precedentes. Escena cuarta: Un ángel con una cartela alusiva a las seria de tapices.

Una de las seis capillas de la nave central.

ALTAR MAYOR DE LA BASÍLICA

El Altar Mayor en el centro del crucero es un enorme monolito de granito pulimentado de 8.000 kilos. En un lado se representa la Santa Cena y en el otro el Santo Entierro,y en el centro, la cruz de un madero de enebro, elegido por Franco en el bosque de Riofrío, la imagen de Jesucristo, tallado por Beovide y cromado por Zuloaga. A los lados cuatro arcángeles de bronce de Juan de Ávalos. La capilla del Entierro está a la derecha del crucero y la del Santísimo a la izquierda En el fondo el Coro con 70 sitiales de madera de nogal realizados por los hermanos Lapayesse.

La Basíllica tiene diez osarios, dos de ellos, en las capillas del cruceros albergan los restos de unas cincuenta mil personas de de los caídos en la Guerra Civil española de ambos bandos. Delante del Cristo, en lugar preferente están los restos de José Antonio Primo de Rivera y detrás los de Francisco Franco Bahamonde.

LA BÓVEDA

La Bóveda mide 40 metros de diámetro y 41 de altura tiene 1.500 m. cuadrados de mosaico y es de estilo bizantino. En el mosaico de la Bóveda, de bella policromía, el artista Santiago Padrós supo plasmar un grandioso cántico de resurrección y gloria. En la parte central la figura del Padre Eterno, orlado por una corona de ángeles. En ritmo ascendente llegan hasta la multitud de santos héroes y mártires. En la parte de la derecha Santiago Apóstol capitanea a cuarenta y dos santos héroes.En la izquierda, en ascensión San Pablo encabeza a treinta y cuatro santos mártires. A ambos lados, y siguiendo a los grupos, ascienden al Juicio de Dios composiciones de héroes y mártires españoles. Enfrente del Padre Eterno, y como Mediadora Universal, la Santísima Virgen, rodeada de una corte de serafines

Pero lo más llamativo es cuando el turista entra en la “cueva cósmica”, y llega al altar mayor y eleva los ojos al cielo y ve el gigantesco mosaico de Santiago Padrós, como magna quintaesencia del espíritu de "cueva cósmica" el gigantesco mosaico. No sólo es excelsa su calidad, sino también su dinámica en la reflexión de la luz y en la organización del espacio. Sin un mosaico reflejante de muy suaves y variadas intensidades cromáticas, textuales y angulaciones de las teselas, el ámbito de la basílica tendría una luz y una conformación espacial diferente de las que tiene. La época de máximo esplendor del mosaico no se dio en la antigüedad clásica sino en Bizancio, pero es posible que tras la caída de Constantinopla ningún musivario (autor de mosaicos) haya recuperado el temblor y la luz de los bizantinos con tanta sensibilidad como Santiago Padrós. Todo en él es sencillo, y los más de 1.500 metros cuadrados de la superficie de la cúpula se llenan con cuatro procesiones de mártires y de santos que ascienden con ponderada movilidad rítmica hasta la gloria de un Cristo sedente en majestad, que ha sido, acertadamente, considerado como una versión moderna del Pantocrátor medieval. Una quinta procesión asciende hasta la dulce imagen de la Virgen María. Todas las procesiones se hallan guiadas por ángeles o arcángeles de grandes alas. Entre las procesiones y las imágenes de Jesús y su Madre hay grandes espacios sin figuras que ocupan la mitad de la superficie de esta obra maestra. Son de teselas amarillas, el más luminoso de todos los colores y tiene tonalidades tan diversas y claras que intensifican de gran manera la refulgencia de su luz que envuelve el altar mayor con sus reflejos vibrantes. En las figuras predominan los dos colores casi únicos el blanco y el azul claro. Padrós recuperó, en la refulgencia de las teselas y en su luz aleteante, el mejor e imperecedero espíritu de Bizancio y realizó, al conseguirlo, el más alígero de todos los mosaicos de los tiempos modernos. Es una obra que nos transporta, que nos hace ver en ella un símbolo de la “sabiduría de Dios”, que nos permite intuir la plenitud de sentido de esa gran rotonda a la que transfigura con su luminosidad en una entrega, haciendo una dejación similar a la de los versos inefables de San Juan de la Cruz:
Quedéme y olvidéme
El rostro recliné sobre el amado
Cesó todo y dejéme
Entre las azucenas olvidado.

Fuente de las imágenes:

Méndez, Diego. Arquitecto. El Valle de los Caídos. Informes de la Construcción, nº 116,148-8 (1959), P, 35-61

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Vista del interior de la Basílica en construcción.

 

Vista de los andamiajes durante la construcción del mosaico de la Bóveda con casi 6 millones de teselas. Sin duda la joya de la Basílica. Representa la Resurrrección y la Gloria.

 

Bóveda de membrana de la cúpula por la parte superior donde está pegados cerca de 6 millones de teselas. Toda la Basílica esta cimbrada y la Bóveda de membrana está dos metros más abajo y aunque hay filtraciones de agua como está plastificada sale por las atarjeas, sino lo que hizo el artista Santiago Padrós en cuatro años se estropearia con una gotera.

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