EL DESTINO DE FRANCO FUE SIEMPRE VENCER

"...Y, después de muerto, volverá a vencer a sus enemigos."

El historiador británico, Arnorl Toynbee, escribió en el New York Times Sunday Magazine (2-10-1.959), admirado por la inauguración del Valle de los Caídos, celebrada el día anterior:

"Franco es el arquetipo de nuestros días de una personalidad que siempre ha triunfado"

Efectivamente, Franco, siempre había triunfado, estaba triunfando, cuando Toynbee lo advierte en 1.959, y seguiría triunfando siempre. Franco por lo que ha contemplado la Historia nació para vencer.

Los moros contaban de él que estaba dotado de baraca, don de la invulnerabilidad. Los legionarios, llegado el momento, clamaron que "venga Franco con nosotros y siempre venceremos". Según los increyentes su destino fue siempre vencer. Según los prelados de la Iglesia Católica y los cristianos de óptima diáfana, Franco fue "el hombre providencial" con el que siempre se alió la victoria.

Por lo tanto, si Franco venció siempre en su vida mortal, Franco seguirá venciendo después de muerto. En esta hora de futuro, de la eternidad, sin blandir su espada. Porque, después de su victoria máxima, la puso a los pies del Cristo de las Victorias, y sin abrir los labios para dictar órdenes, porque en esta hora, repito, Franco volverá a vencer a cuantos le atacan ahora dejándoles por calumniadores, infames, cobardes, cínicos, hipócritas e ignorantes, vengadores de causas inútiles, perniciosas e injustas...

(Cómo verán mis lectores, estoy conjugando por activa y por pasiva el verbo vencer y declinando la palabra victoria. El argumento lo exige y así lo hago).

La experiencia enseña que vencerá

¿Y por qué vencerá? Sencillamente, no hay que ir a Salamanca para saberlo, porque "lo suyo es siempre vencer". La experiencia enseñó que nació para vencer, como hemos indicado antes. A cuantos se alzan contra él los está venciendo ya, con su perdón; "De todo corazón perdono a cuantos se declararon enemigos míos, sin que yo los tuviera como tales" y, terminará venciéndoles definitivamente porque la Verdad, al fin, se impondrá sobre tanto escombro y corrupción, como están amontonando sus enemigos. Bienaventurados los que defienden y secundan los principios del Caudillo, porque están persuadidos de que "volverán banderas victoriosas al paso alegre de la paz"... Desgraciados los que persiguen sus principios porque saborearán otra vez las hieles de todas las derrotas. "¡Vae Victus!". Ya está escrito de Franco continuará siendo la victoria.

Por eso

Cuantos más sean en número y poder los enemigos de Franco, mejor.

Es increíble. Pero contra la fama gloriosa de Franco, después de muerto, sus enemigos, antiguos y nuevos, están volcando toneladas de calumnias, de ignominia, de descrédito, de saña, de incomprensión consciente y cruel... Se le aplican insultos abominables: soberbio, presumido, asesino, beato, tirano, opresor, necio, sanguinario, déspota, tímido, malvado, inhumano.... Todo lo que a cualquiera le venga en gana puede vomitarlo contra su notabilísma memoria impunemente. Todos los relatos de sus enemigos no son más que sofismas miserables, argucias falaces, montajes más o menos ingeniosos, manipulaciones ruines; componendas sectarias, tergiversaciones odiosas, urdidas, unas, inteligentemente, otras, con tal ropaje literario que les permite parecer algo o mucho (en este aspecto el diablo es sabio y astuto como nadie); las más, son infames bodrios o panfletos morbosos. A todos estos enemigos que tan pérfidamente injurian a Franco había que recordarles aquel refrán que asegura que:" Se ha creído el ladrón que todos son de su condición".

El objetivo de sus enemigos es el de que todo el mundo contemple al invencible Caudillo de España, al Caudillo que les dio casa, estudios y medios para prosperar, lo contemplen como a un hombre perverso y, como a todo hombre perverso, se le abomine, desprecie, condene... Que su recuerdo sea aborrecido, que permanezca sumido en una sima de proscripción total. Y entretanto, a ellos y a sus antepasados, marxistas y ateos, a los cuales excomulgaron todos los Papas de su época y a los cuales venció Franco en cuantos campos le presentaron batalla, se les alabe y venere como si ellos fueran los salvadores de los pobres, los bienhechores de la humanidad, los promotores dl progreso, los mártires de la libertad auténtica, los padres del estado del bienestar que, precisamente, el Generalísimo facilitó a España entera, no a unos pocos. Parece mentira, cómo se escribe la historia.

A estos enemigos, hay que sumar los tránsfugas o traidores, los aduladores, los oportunistas de antes y de ahora, los resentidos del régimen, los judas de siempre, los "listos" de la contemporización europea y de la moda democrática inorgánica, los trepadores de la monarquía; los ambiciosos del dinero y los honores, vengan por donde vengan; los desagradecidos, de los cuales sentenciaron los antiguos que "su número es infinito"...Son tipos de hombres que abundan por doquier. Los sorprendemos en todas las instituciones, lo mismo en el Gobierno que en la Iglesia, lo mismo en la derecha que en la izquierda, lo mismo en la Jurisprudencia que en la milicia, en la docencia que en los sindicatos, en escritores que en artistas...Es propio de la condición humana, incapaz de ver muchas veces la verdad y vivir en justicia. Y aquí tenemos nombrados a todos los enemigos, por acción u omisión, de la buena fama del Caudillo, sobre todo cuando adoptan una actitud beligerante.

Los enemigos de Franco se llaman "corrupción"

A todos, afirman, les ampara el derecho a la libertad de expresión y, en honor a la libertad, escupen vilezas sobre vilezas. Máxime cuando la corrupción de los gobernantes, los poderes públicos y los medios de comunicación ha llegado a corromper a instituciones y particulares hasta el extremo de mover a cierto humorista a dibujar el mapa de España con las letras de corrupción. Todo es corrupción. Mientras un "españolito" trata de escapar por los entresijos de las letras del susodicho dibujo chillando "¡socorro!". Un "socorro" que se pierde en el espacio. Este dibujo presidió la portada del ABC el 7 de marzo de 1.994, como prueba evidente de la corrupción que, por obra y gracia de los políticos presentes y los tipos de hombres mencionados antes, inunda toda España. La inunda hasta tal punto que es tema común de comentarios tanto la pornopolítica como la telebasura, radio-cine-basura, prensa-basura. Increíble

Dan la sensación de que durante el régimen del Caudillo hubieran estado estos tales atados con férreas cadenas como perros rabiosos. Parece como si, apostados detrás de cada esquina, hubieran aguardado a 1.975 para salir a la plaza pública retozando y ladrando sin consideración. Más si encima el mismo Gobierno de la nación regala a tales elementos los millones del presupuesto que refiere la prensa de cada día que les da, inaudito. Unos de los muchos testimonios es el siguiente: el 23 de noviembre de 1.993 lanzaron por TVE un documental vergonzoso, titulado como les dicta el corazón: "Objetivo: matar a Franco". Y decimos que fue vergonzoso porque tergiversaron sin pudor alguno exhibieron la osadía de convertir a simples ladrones y asesinos en héroes políticos de la libertad, por eso de que fueron condenados a muerte, como fue el caso de "El Corredera", delincuente común canario, con tal de ofender a Franco. De nuevo vuelve otro refrán: "Si ladran a su lado, es que siguen caminando".

Como vemos, los enemigos del Generalísimo son numerosos y muy adinerados. Hasta se nutren del presupuesto bimillonario de la nación. Pero aunque son numerosos, nosotros nos atrevemos a advertirles todavía que disparen con tino, que alcen sus voces denigratorias con todo vigor, que carguen sus baterías con toda la metralla imaginable y sus plumas con la peor tinta. Acoracen sus fortificaciones a prueba de bombas, por temor porque volverán a morder el polvo de la derrota más humillante, volverán a ser vencidos. Después...después de nada les seguirán sus lágrimas.

Es preciso que los enemigos sean legión y poderosas sus fuerzas, para que la nueva victoria del Generalísimo no sea ridícula ni pírrea, sino más esplendorosa y celebrada que las anteriores.

¿Por qué venció Franco y siempre seguirá venciendo?

Franco venció siempre porque fue un hombre que nunca perdió el sentido del equilibrio, la moderación necesaria para que su impacto fuera suficiente. La necesidad de ponderar las consecuencias, de medir las reacciones y sobre todo la rectitud moral de las intenciones son dimensiones que favorecen esa sensatez de que en Franco brilló en momentos comprometidos, arduos, delicados, en grado eminente. De ahí, a veces, su aparente demora o aparente frialdad. Actitud que sus enemigos interpretan perversamente. Sin embargo, demora y frialdad que en realidad eran prudencia exquisita. Esa actitud que le condujo a acertar y a triunfar en general siempre. La realidad fue ésta y si no, respóndanme, ¿por qué triunfó?

El Caudillo era consciente de que Dios le había encomendado un cargo o una responsabilidad pública de la que debía responder y, por la cual, debía extremar su ejemplaridad y sopesar las decisiones que se toman y su repercusión en el equilibrio y en la paz social de los pueblos. Premisas que tanto contribuyeron al progreso.

El Generalísimo fue un hombre profundamente católico, hijo fidelísimo de la Iglesia. Evoquemos la admiración de Franco al general Perón, cuando era presidente de la Argentina." No persiga usted a la Iglesia, sea respetuoso con ella, porque es eterna, mientras nuestros regímenes son perecederos". Perón no prestó atención a aquel consejo y no tardó en ver cómo perecía su presidencia. Recordando este consejo, Jesús Suevos Fernández, en conferencia pronunciada en el Hotel Mindanao el 13 de octubre de 1.993, recomendaba a los asistentes: " Meditemos estas profundas palabras de Franco. Por eso pudo morir siendo Caudillo de España, sin ser vencido por ningún hombre, por ningún ejército, ni partido político: sólo por la muerte".

En todas las instituciones de España estuvo representada la Iglesia para que su magisterio se observara con plena dignidad en toda la nación. Reconoció en las leyes del Estado todos los privilegios tradicionales de la Iglesia y el de una "libertad como no había conocido desde hacía cientos de años", según todos los prelados. La ayudó materialmente más que ningún otro jefe de Estado, rey o emperador de España o del extranjero. Dato éste por el cual podemos afirmar que venció a todos los jefes de Estado del mundo en sus ayudadas a la Iglesia católica.

Franco fue cristiano practicante por su frecuencia de sacramentos, por su devoción al rosario, por su práctica anual de los Ejercicios Espirituales, por sus cuantiosas obras de caridad. Su confianza en el ministerio de los prelados fue total. "Vivía persuadido de que la iglesia es para todos los españoles maestra de la fraternidad, estímulo para el trabajo, acicate para la convivencia, camino de salvación y vida eterna, fuente de todo bien". Las religiosas de la Sagrada Familia, que en Aranjuez regían un colegio de huérfanas de militares, me comentaron a mí en 1.957, que así se expresaba Franco en cierta visita que les había efectuado. ¿Y qué más y mejor podía desear un Caudillo para sus conciudadanos? Por eso su fe en Dios le infundió siempre la luz suficiente para acertar y la moral idónea para vencer.

Y estas cualidades adornaron a Franco desde su juventud.

Victorias del Caudillo en España

Nadie ignora que Franco venció siempre en África a los rebeldes marroquíes contra la soberanía española en los años veinte. De esta época es la frase de los legionarios:" Con Franco siempre venceremos", "Franco es la espada más limpia de Europa", dijo el mariscal Petain (1.925). En la historia de Francia únicamente hubo un general con su edad y fue Napoleón", afirmó el mariscal Franchet d'Esperey (1.926). "No es sólo un organismo modelo, sino, en su género, el más moderno del mundo", opinó el ministro de la Guerra francés, el general André Maginot, al visitar la Academia Militar de Zaragoza, obra de Franco (1.930).

Nadie ignora que Franco en los años treinta al comunismo internacional y, con él, a todo el liberalismo e izquierda anticlericales, condenados por la Iglesia Católica. Sobre la Cruzada Nacional he aquí lo que sentenció el sabio religioso dominico, profesor de Moral de la Universidad de Salamanca, Ignacio González Menéndez-Reigada:" Esta guerra no es sólo justa, sino santa, la más santa que registra la Historia"(30-11-1.937). con motivo de la Victoria, he aquí estas palabras de Pío XII a Franco y a España:" Con inmenso gozo, nos presentamos... para expresaros nuestra paternal congratulación por la paz y la victoria con que Dios se ha dignado coronar el heroísmo cristiano de vuestra fe y vuestra caridad" (1.939)

Nadie ignora que Franco venció a Hitler el 23 de octubre de 1.940 no accediendo a sus pretensiones beligerantes, precisamente, cuando éste era el dueño absoluto y temido de toda Europa, cuando él sólo mandaba desde los Urales hasta los Pirineos, desde el Báltico hasta el Mediterráneo, y salvó a más de 46.000 judíos de las condenas a muerte dictadas contra ellos por el propio Hítler.

Nadie ignora que en los años cuarenta venció a la ONU, cuando las Naciones Unidas se rebelan contra él, terminando en recibirle en su asamblea, al reconocerle su insobornable dignidad de católico y el ser el "Centinela de Occidente" más firme contra la acción de el comunismo, como le proclaman en los Estados Unidos. Parece que eran conocedores de aquella frase que dio el filósofo alemán, Conde de Kayserling, en su famoso libro "Europa. Análisis espectral de un Continente" acerca de nuestra nación:" España es la reserva moral de Europa".

Nadie ignora que, durante los años cincuenta, venció a la pobreza secular española tendiendo carreteras, inaugurando pantanos, creando pueblos, fertilizando tierras con planes de regadío, repoblando bosques, industrializando el campo. Fue una revolución de progreso jamás abordada en España ni en ninguna otra nación. Y todo esto sin grabar las economías de los españoles con impuestos de ningún estilo. Plantó los cimientos del avance asombroso que se registraron en los años setenta y creó una clase media tan amplia que nadie lo discute.

A finales de los cincuenta inaugura el Valle de los Caídos. Es una obra en la que no vamos a ponderar como más grande y hermosa que ningún otro templo español o del mundo. Pero sí destacaremos que, en el Libro de los Records, Guinness, publicado en 1.993, la basílica y la Cruz del Valle de los Caídos, entre los tres complejos de culto más importantes del mundo. Desde luego, en 1.993, las estadísticas al uso anunciaron que el Valle de los Caídos era el lugar más visitado por españoles y extranjeros.

En los años sesenta vence el problema de la vivienda. Desde 1.970 a 1.975, se construyen más de 4.000.000 de viviendas. Surgen ciudades nuevas. Alcorcón (Madrid) es "el pueblo que más creció en la Historia", puesto que crece, sobre cincuenta años antes, el 240 por ciento. Le sigue Móstoles con el 120 por ciento. Alcobendas on el 54 por ciento...Datos del Informe del Instituto Nacional de Estadística. 1.991. En marzo de 1.988 en "Sur de Málaga" el dirigente comunista de IU, Inocencio Fernández declaró: "Es incuestionable que el régimen de Franco ha prestado más attención que ningún otro en la construcción de viviendas sociales y se hicieron barriadas enteras y poblaciones que albergan a cientos de miles de ciudadanos".

Nadie ignora que en los años sesenta, concretamente hasta 1.975, "se alcanzó la época de mayor crecimiento económico sostenido y aumento del nivel de vida de toda la historia española. En el mundo durante ese período sólo Japón consiguió un progreso proporcionalmente superior al de España". Lo subrayamos con palabras del historiador extranjero Stanley G. Payne en su libro "Franco, el perfil de la historia". Respecto a la cultura, he aquí lo que afirma más adelante:" La transformación del entorno cultural español fue absolutamente excepcional"

Pasamos por alto la década de los ochenta por no alargarnos más y trasponemos a la siguiente.

En los años noventa los enemigos de Franco siguen empeñados en sepultarle en el olvido, pero otros enemigos , por despecho contra la insensatez de los anteriores, y hasta contra su propia voluntad, recurrirán al recuerdo elogioso de Franco, directa o indirectamente, porque "gracias a su obra vivimos, aunque sin partidos políticos, seguros en nuestra vida llaboral y social, y tranquilos mirando a la jubilación", comentarán infinidad de veces. Un ejemplo a la hora de enjuiciar la huelga general de 27 de enero de 1.994, en "Diario 16", el 30 de enero, Ignacio Camacho acusa al gobierno socialista de "arruinar las conquistas de los trabajadores disfrutadas durante décadas". No nombra al Caudillo que propició tales conquistas, y que nadie más que él podría propiciarlas, como ha sucedido con la mornarquía. Pero mal que le pese, al contraste de la noble actitud de aquel régimen que construye el Estado del Bienestar y el del presente que lo destruye, no puede por menos que recordar, si no su nombre, sí sus obras. Y el mismo día y en el mismo diario Lourdes Ortiz escribe:" El gobierno socialista y la CEOE se linmitaron a dar cifras de los huelguistas vergonzosas, cifras que no llegaron jamás a dar los de Interior en los tiempos del Generalísimo cuando evaluaban huelgas y manifestaciones".

Si Franco venció siempre en su vida mortal, Franco seguirá venciendo después de muerto.

El día 6 de marzo de 1.994, en el diario "El Mundo", Andrés Abersturi, hablando de las obras inmensas que, alardean, hará, ¿hará?, este Gobierno, reuerda las grandes obras que, de verdad y sin alardes, sí realizó el régimen de Franco, diciendo:" Muchas risas cada vez que Franco inauguraba un pantano en el NO-DO, pero las últimas sequías las pasamos con bien gracias a tanta cinta cortada por el Generalísmo". Y en el mismo día y en un editorial se recuerda a "el teórico e intelecutal del régimen anterior gonzalo Fernández de la Mora", tratando del "Estado de obras" a comienzos de la década de los setenta, "cuando fue ministro de Obras Públicas y sotenía que el record de carreteras y pantanos (al que nosotros debemos agregar el de hospitales y residencias, colegios, universidades laborales, viviendas, iglesias, complejos polideportivos, polígonos industriales, pueblos, ciudades), construidos en aquella época legitimaba a Franco y demostraba que su régimen nera intrínsecamente bueno". De lo cual se deduce de que si "por sus obras los conoceréis" y el régimen de Franco era intrínsecamente bueno, el de ahora es pésimo, puesto que lo que hace lo hace esquilmando los ahorros de los ciudadanos sin relación con los gigantescos ingresos que acumula en sus arcas y derrocha por dondo no debe.

Y para terminar, acudo al último párrafo de Monseñor Guerra Campos en su amplio capítulo en el muy competente libro titulado "El legado de Franco" (1.993):"Franco respondió en su tiempo a las orientaciones de la Iglesia Católica...Por eso la evocación de la historia de Franco es de una actualidad ejemplar. La Iglesia de España, puesta a reflexionar, se encuentra con ese legado. Para la Iglesia, no menos que la evangelización de América, es parte de su propio legado". Que es tanto como declarar que lo mismo que "la Iglesia siempre será perseguida, pero nunca vencida", Franco siempre vencerá.

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