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LOS JUANELOS Una vez rebasada la puerta de entrada al Valle tras un ligero ascenso se llega al lugar de Buenavista y a ambos lados del camino se levantan dos columnas cilíndricas de 12 metros de altura y 1,5 de diámetro y un peso superior de cincuenta toneladas. Fueron labrados en el siglo XVI, en tiempos de Carlos I por el ingeniero cremonés Juanelo Turriano, destinados como contrapeso de los artilugios destinados a elevar el agua desde el río Tajo hasta las partes más altas de la ciudad de Toledo, el Alcázar y la Catedral. Abandonados a asu suerte, cuatro siglos después, los Juanelos fueron rescatados del olvido y han encontrado su mejor destino. Iban a ser centinelas de honor del Valle de los Caídos.
En 1.948 se decidió trasladarlos desde Nambroca (Toledo) hasta el Valle de los Caídos. Pero su enorme peso hizo difícil y lento su viaje. Fue preciso construir puentes. Fueron trasladados en góndolas del Ejército del Aire de sesenta ruedas. Al ser tan lento el traslado por los pueblos donde tenían que pasar sacaron coplas relativas a su traslado: Los cantos de Juanelo ya van andando, llegarán a su sitio Dios sabe cuando. En 1.949 empiezan a llegar al Valle y el primero quedó levantado el día 2 de septiembre de 1.953, el segundo el día 23 y el 11 y 20 de octubre los otros dos. Franco consideraba todo el Valle como un basílica natural, en la cual la iglesia estaba bajo la montaña y la Cruz en la cima del Risco de la Nava, a semajanza del Gólgota, donde murió Jesucristo y tiene las catorce estaciones del Via-Crucis que empieza cerca de los juanelos y termina en el crucero derecho de la Basílica, que representa el entierro de Jesucristo con la Virgen y Sn Juan Evangelista. Pensaron colocarlos a la entrada de la Basílica, pero por fin se eligió un punto de la carretera desde el que se percibe el Valle, poniendo un nota severa de grandiosidad en el ya impresionante acceso. |