EL CATOLICISMO, EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO
Al 
  ver el grado de corrupción en que está Europa analiza las dos 
  fuerzas que se disputan el dominio de la sociedad: el socialismo y el comunismo 
  y el catolicismo. 
  El socialismo debe su existencia a un problema, humanamente hablando, insoluble. 
  Se trata de averiguar cuál es el medio de regularizar en la sociedad 
  la distribución más equitativa de la riqueza. Este es el problema 
  que no ha resuelto ningún sistema de economía política. 
  El sistema de los economistas políticos liberales va a parar al mismo 
  monopolio por el camino de la libertad, por el camino de la libre concurrencia, 
  que produce fatal e inevitablemente ese mismo monopolio. Por último, 
  el sistema comunista va a parar al mismo monopolio, por medio de la confiscación 
  universal, depositando toda la riqueza en manos del estado(437). 
  ¿Quién ha resuelto el problema? 
  ¿Este problema, contesta, sin embargo, ha sido resuelto por el catolicismo. 
  El catolicismo ha encontrado solución en la limosna. En vano se cansan 
  los filósofos, en vano se afanan los socialistas; sin la limosna, sin 
  la caridad, no hay, no puede haber, distribución equitativa de las riquezas. 
  Sólo Dios era digno de resolver este problema, que ése el problema 
  de la Humanidad y de la Historia(438). 
  Exalta con elocuentísimas frases la labor social de la Iglesia: 
  La iglesia es admirable para todo; pero lo es principalmente para servir de 
  medianera entre los pobres ricos, por participar de la naturaleza de los unos 
  y los otros: participa de la naturaleza de los pobres, porque no tiene nada 
  suyo y todo por amor de Dios; participa de la naturaleza de los ricos porque 
  los ricos, en otras edades, por amor de Dios se lo dieron todo. 
  Después, Donoso Cortés, hace esta pregunta: ¿Sabéis 
  lo que es la revolución? Es el último término donde ha 
  llegado el orgullo. 
  Describe después, con pinceladas magistrales, la marcha de la sociedad 
  contemporánea, arrastrada por el espíritu de la revolución: 
  
  El mundo sueña en cierta unidad gigantesca que Dios no ve con buenos 
  ojos, y que este Señor no permitirá, porque se unirá sería 
  el templo del orgullo. Nuestro siglo precisamente peca en todo por ahí. 
  El delirio por la unidad se ha apoderado de todos en todas cosas: unidad de 
  códigos, unidad de modas, unidad de civilización, unidad administrativa, 
  unidad comercial, industrial, literaria y lingüística. 
  Prosigue describiendo el proceso de esta evolución: 
  unidad reprobada, no será ella otra cosa sino la unidad de la confusión. 
  Huye el hijo impaciente del hogar paterno, para lanzarse en la sociedad, que 
  es unidad superior a la familia, deja su aldea el aldeano y se va a la ciudad 
  para trocar la unidad del concejo por la de nación. Los pueblos todos 
  se salen de sus fronteras y se mezclan unos con otros. Tenemos, pues, la Babel 
  de la Biblia.8445). 
  En tono profético y apocalíptico, termina estas afirmaciones que 
  denuncian a Europa el fin trágico de la revolución en del abismo 
  socialista en que está hundida Europa: 
  La Babel democrática tendrá la misma suerte que la Babel de los 
  Libros Santos; lo que aconteció entonces acontecerá ahora. Se 
  repetirá el drama de las llanuras de Sennar; antes de que esté 
  acabara la Torre, Dios castigará a las naciones y dispersará a 
  los pueblos.(446). 
  Contra esa torre de soberbia y confusión que en la obra de la revolución, 
  Donos Cortés proclama los principios del providencialismo cristiano. 
  
  Dios ha hecho la sociedad para el hombre y al hombre para sí. En esa 
  teoría, Dios es principio y fin, alfa y omega de toda las cosas(447). 
  
  Mirando a la humanidad en tono profético jeremíaco, la conmida 
  con estas palabras: 
  Dios ha dicho al hombre y a todos los hombres: Yo soy el que levanta y abate 
  a las naciones, el que engrandece y aniquila a los pueblos. A mi debn los imperios 
  su grandeza. Y su decadencia es obra mía. En mis manos tengo suspendida 
  la historia, con todas sus mudanzas y vicisitudes. 
  El pensador español providencialista se engrandece, sublima y adquiere 
  entonación profética y apocalíptica, cuando adentrándose 
  en el mal de la historia percibe en el horizonte los rugidos de la revolución. 
  Entonces parece el profeta Jeremías trasladado al siglo de XIX. Nadie 
  como él ha penetrado tan profundamente en las entrañas de la revolución, 
  y como Dostoyevski intuyó el carácter satánico del ateísmo 
  ruso, así Donoso Cortés ha descubierto en la revolución 
  en sentido escatológico satánico del ángel exterminador; 
  y así como ningún pensador ha penetrado como el escritor ruso 
  los fondos psicológicos del ateísmo contemporáneo y le 
  ha combatido reduciéndole "ad absurdum", del mismo modo, nadie 
  cómo Donoso Cortés ha sabido interpretar las profundas simas de 
  la revolución socialista y comunista. Entonces se conjugan en el marqués 
  de Valdegamas la razón filosófica que analiza la naturaleza y 
  los principios disolventes de la revolución con la intuición histórica, 
  que le convierte en el profeta que describe con entonación patética 
  a los pueblos y a las naciones contemporáneas los nubarrones encrespados 
  de esta revolución que, como heraldos de la justicia divina, lanzan rayos 
  de exterminio para castigar a la humanidad apóstata de los tiempos modernos. 
  
  Cuando las sociedades católicas, prevarican y caen, sucede que luego, 
  al punto, el paganismo hace irrupción en ellas y que las ideas, las costumbres, 
  las instituciones y las sociedades mismas tornan a ser paganas.(449).
  Porque asegura que si las naciones siguen corrompidas en sus sentimientos y 
  pervertidas en sus ideas, por opulentas, grandes y esplendorosas que sean, su 
  poder vendrá al suelo estrepitosamente y serán entregados al exterminio; 
  que nunca han faltado ángeles exterminadores para los pueblos corrompidos(450). 
  
  El marqués Valdegamas ha calado en la sociedad europea de su tiempo y 
  penetra su mirada de profeta y vidente en el siglo XX, donde iban a tener cumplimiento 
  sus vaticinios jeremíacos. Por eso, según Schmitt, las expresiones 
  donosianas son las de un hombre cuya mirada penetra en los abismos de la naturaleza 
  humana y trascienden ampliamente su contenido histórico, empírico 
  e intelectualista(451).
  A los filántropos e ingenuos del liberalismo que soñaban con el 
  progreso y la libertad en el siglo XIX, les denuncia que el socialismo va unido 
  con la revolución y que al final viene no la libertad, sino el despotismo 
  que traerá el comunismo. Esto lo vio Donoso Cortés como ninguno 
  de su época, de aquí las frases ya citadas anteriormente y que 
  son de una importancia capital en nuestros días:
  Las vías están preparadas para un tirano gigantesco, colosal, 
  universal, inmenso. 
  O estas otras que recuerdan el abismo hacia donde aboca la revolución:
  El mundo camina con pasos rapidísimos a la constitución de un 
  despotismo, el más gigantesco y desolador de que hay memoria en los hombres. 
  También presenta a la revolución, a la demagogia: 
  Enemiga irreconciliable del género humano y habiendo venido a las manos 
  con él en la más grande batalla que han visto los hombres y que 
  han presenciado los siglos, el fin de su lucha gigantesca será su propio 
  fin o el fin de los tiempos.
  Donoso Cortés recibió con la revolución de 1.848 iluminación 
  más grande de su vida; para él significó en lo psíquico-religioso 
  la conversión integral a Dios, junto con otros detalles y contingencias 
  que atravesaban por su vida, como la muerte de su hermano; y para la sociedad, 
  la presencia en ella de un vidente de la historia que con el fenómeno 
  religioso de su conversión iba a ver centuplicadas sus visiones apocalípticas 
  y proféticas de la historia. Seis siglos antes se realizó este 
  portentoso hecho en la conversión de Raimundo Lulio. Son los embajadores 
  de vez en cuando envía Dios en la historia de los pueblos, como heraldos 
  de su divina Providencia, para anunciar a los mortales su voluntad divina. 
  Lulio fue el genio de la filosofía española que legó a 
  su patria su auténtica filosofía y el padre de la mística 
  española y que abrió la corriente ecléctica de la auténtica 
  mística racional; sus frutos más excelentes fueron Santa Teresa 
  de Jesús y San Juan de la Cruz.
  Donoso Cortés en el siglo XIX, con la conversión total a Dios, 
  resurgió el escritor, el vidente, el profeta, enviado por la divina Providencia 
  a España y a Europa, para denunciar los malos y las revoluciones que 
  iban a asolar el viejo continente europeo y descreído y apóstata. 
  Si este no reacciona católicamente, ésta era la única solución, 
  la que podía evitar la catástrofe(452). Es urgentísima 
  una solución radical, a una reacción o la muerte(453).
  La relación religiosa no vino a Europa ni en el mundo en el siglo XIX, 
  ni menos en el XX. Entonces, con Donoso Cortés y Vázquez Mella 
  vendrá la desolación, el exterminio y la muerte. Los vaticinios 
  profético de Donoso Cortés se han realizado. El siglo XX ha presencia 
  de las dos guerras más horribles que han ocurrido en la historia de la 
  humanidad; millones de cadáveres han quedado los campos de batalla, como 
  tributo a la justicia de Dios, ya que han despreciado su infinita misericordia. 
  
  ¿Será la muerte la desaparición final de Europa, la que 
  augura el vidente de la historia español? 
  Las sociedades, exclama, no pueden más, y es menester o que la demagogia 
  acabe o que éste acabe con las sociedades humanas.
  Vienen después los escalofriantes vaticinios de Donoso Cortés 
  sobre el triunfo de Rusia en Europa; vaticinios que recorrieron los campos europeos 
  y llegaron a las cancillerías, llenando de admiración a los estadístas 
  y filósofos, y en su vertiginoso caminar llegaron hasta los dominios 
  del zar Nicolás I de Rusia, que cerrando entonces ese país a la 
  civilización europea, no podía comprender ni intuir que un día 
  se revolvería el coloso ruso convertido en comunista contra esa civilización 
  occidental, materializada y paganizada. 
  La intuición donosiana traspasa el siglo XIX y entra en el siglo XX, 
  haciendo una revelación y una interrogante pavorosa que aún está 
  sin contestar.
  Puesta la Rusia en medio de la Europa conquistada y prosternada a sus pies, 
  ella misma absorberá por todas sus venas la civilización que ha 
  debido y que la mata.
  ¿Qué remedio contra esa corrupción universal de la humanidad?
  Donoso Cortés, estupefacto, contesta:
  No sé cuál será el cauterio que Dios tenga reparado para 
  aquella universal podredumbre.
  La visión profética de Donoso Cortés traspasa la historia 
  del siglo XIX y avanza por el XX, presentando en sus afirmaciones una situación 
  tan candente y de tanta actualidad que constituye la gran interrogante de nuestros 
  días.
  El vidente español, en tonos proféticos jeremíacos y con 
  estremecimientos apocalípticos exclama:
  No; eso no puede ser, y eso no será, sino es que hemos llegado a aquellos 
  pavorosos días apocalípticos, en que un gran imperio anticristiano 
  se extenderá desde el centro hasta los polos de la tierra, en que la 
  Iglesia de Jesucristo padecerá espantosos desmayos, en que se suspenderá 
  por única vez el sacrificio tremendo, y en que, después de inauditas 
  catástrofes, será necesaria la intervención directa de 
  Dios para poner a salvo su Iglesia, para derrotar al soberbio y para despeñar 
  al impío(454).
  ¿Qué pasará en esta Europa, descreída y apóstata, 
  sujeta a la universal corrupción?
  Donoso Cortés le vaticina el cauterio pavoroso del comunismo ruso, pero 
  cuando la barbarie interior y exterior hayan llegado a su mayor grado de corrupción 
  ¿qué tendrá reservada la divina justicia para remedio de 
  tanto mal? La humanidad del siglo XX ha llegado a esta impresionante realidad; 
  Oriente y Occidente están en el último grado de descomposición 
  moral. El Oriente, Rusia, sin reservas doctrinales religiosas y llevando el 
  alma rusa a la emotividad temperamental religiosa hacia el comunismo, ha barrido 
  los sedimentos del pueblo moscovita y ha sembrado por doquier el nihilismo destructor 
  de la revolución. Rusia fue mística con los zares y ahora es nihilista, 
  destructora, con los dictadores comunistas. ¿Qué pasará 
  con esta Europa que se apaga, que se debate en la agonía y en la muerte 
  espiritual?
  Donoso veía en su genial intuición universal putrefacción 
  que había de invadir a la humanidad; a vencedores y vencidos; al Oriente 
  y al Occidente; y en este momento trágico vivimos en nuestros días; 
  Donoso se ha adelantado un siglo en la historia; en el espejo de su colosal 
  intuición ha visto a Occidente gangrenado por la corrupción e 
  invadido por el comunismo ruso y éste también cae seducido por 
  la civilización de la decadente Europa en la agonía y muerte espiritual 
  que la civilización técnica, que ha tomado de Europa, le ha producido. 
  Entonces, la visión donosiana se detiene y se pregunta: cuando llegue 
  ese momento; ¿qué pasará en el mundo, en la humanidad?; 
  y ese momento ha llegado; le estamos viviendo. ¿Qué pasará 
  entonces? ¿Qué tiene Dios preparado, se interroga el pensador 
  español, para aquella universal podredumbre? Donoso Cortés se 
  contesta:
  La sociedad española se muere, sus extremidades están frías, 
  su corazón lo estará dentro de poco. ¿Y sabéis por 
  qué se muere? Se muere porque está envenenada. Se muere porque 
  la sociedad había sido hecha por Dios para alimentarse con la sustancia 
  católica y médicos empíricos la han dado por alimentos 
  la sustancia racionalista. Se muere porque el error mata y la sociedad está 
  fundada en errores.
  Con entonación apocalíptica añade:
  Por eso, la catástrofe que ha de venir será la catástrofe 
  por excelencia de la historia. Los individuos pueden salvarse todavía, 
  porque pueden salvarse siempre; pero la sociedad está perdida; porque 
  para mí está visto que no quiere salvarse. No hay salvación 
  para la sociedad, porque no queremos hacer cristianos a nuestros hijos y porque 
  nosotros no somos verdaderos cristianos. No hay salvación ara la sociedad 
  porque el espíritu de vida no lo vivifica todo; la enseñanza, 
  los gobiernos, las instituciones, las leyes y las costumbres.
  La visión clara que tenía del comunismo en Europa, le llevó 
  a estas afirmaciones, que señalaban la situación de la sociedad 
  en el siglo XIX y cuyo estado y abocamiento hacia el mal se acentúa en 
  el siglo XX:
  El resultado de la tendencia actual será infaliblemente la institución 
  de un poder demagógico, pagano en su constitución y satánico 
  en su grandeza. El advenimiento de ese poder colosal podrá ser retardado 
  por la inconsciencia de los hombres y por la misericordia de Dios; pero si la 
  sociedad no muda el rumbo, su advenimiento en un porvenir no muy lejano, a pesar 
  de los vientos contrarios que hoy reinan en Europa, me parece inevitable(455).
  Al llegar a este punto, vemos levantarse a tres grande filósofos de la 
  historia que tuvo España en los siglos XIX y XX: Balmes, Donoso Cortés 
  y Vázquez Mella; de más alcances intuitivos, Donoso y Mella que 
  Balmes, pero menos filósofos que el pensador catalán, que aparece 
  más equilibrado entre el pesimismo que parece predominar en Donoso Cortés 
  y Vázquez Mella y el optimismo histórico que sale triunfante en 
  Balmes. esto no quiere decir que el marqués de Valdegamas fuese u n pesimista 
  de la historia, con el mismo estilo de los filósofos fatalistas que abundaron 
  ene l siglo XIX, desde Hegel hasta Nietzsche. No, Donoso Cortés es un 
  filósofo providencialista.
  La vida, dice, es una expiación; la tierra un valle de lágrimas. 
  De nada sirve rebelarse contra la providencia, contra la razón y contra 
  la historia(456)
  Por eso, si cuando mira a los hombres es pesimista por el profundo conocimiento 
  que tenía de la naturaleza humana; cuando mira a Dios, sale triunfante 
  el optimismo y la visión providencialista que Donoso Cortés tiene 
  de la historia.
  Son numerosos los textos en los que Donoso Cortés deja aparecer su providencialismo 
  histórico:
  El señorío absoluto de Dios sobre los grandes acontecimientos 
  históricos que él obra y que Él permite, es su prerrogativa 
  incomunicable, como quiera que la Historia es como espejo en el que Dios exteriormente 
  sus designios(457).
  Cuando la inteligencia desaparece del horizonte del mundo, baja del cielo para 
  rejuvenecer a las naciones bajo la forma de una religión divina. así 
  el espíritu de Dios, marcha delante de los pueblos; su brazo fuerte los 
  detiene en el borde del abismo y en el límite que los separa del caos. 
  La providencia se rebela al hombre en la historia(458).
  Bueno es poner la confianza en la providencia, que ya ha dirigido tan rudos 
  golpes contra la demagogia. En este punto estamos, pues, perfectamente de acuerdo; 
  ignoro cuándo y por qué caminos nos salvará la providencia, 
  pero de ella espero firmemente la salvación, aunque sea a fuerza de milagros(459).
  Y con ferviente providencialsmo añade:
  Mi método para juzgar claramente las cosa es muy sencillo: elevo los 
  ojos a Diosy en Él veo lo que busco en vano en los acontecimientos, considerados 
  en sí mismo. Éste método es infalible y està al 
  alcance de todo el mundo(460).
  Es el último grito de la esperanza providencialista de Donoso Cortés, 
  que matiza los cuadros históricos, las geniales concepciones en las que 
  analiza y critica como ninguno los sistemas y el espíritu de la revolución, 
  que encontró en Donoso Cortés al adversario más formidable.
  Asombra que Eruopa entera oyó con pasmo y admiración denunciar 
  en tono profético los lúgubres estertores de muerte y exterminio 
  que traía la revolución y no despertarse ante el sonido potentísimo 
  de la trompeta donosiana. Pero Europa no comprendía al vidente, al profeta 
  que vaticinaba su destrucción; no entendió el genio que mejor 
  ha descrito en los tiempos modernos el espíritu de la revolución, 
  y el que la ha dejado al descubierto y ha señalado a Europa derrotada 
  y moribunda el remedio y la única tabla de salvación que tenía 
  en medio del naufragio general de todas sus costumbres, de sus tradiciones, 
  de sus instituciones religiosas, de su cultura y cristianismo. La sociedad aparecía 
  a los ojos del pensador español extraviada y camino de la barbarie, que 
  es el abismo de los pueblos modernos:
  A este siglo, dice, sumergido por completo en la materia y que ha entregado 
  su corazón a los deleites sensibles, Dios, dándole lo que le merecen 
  sus obras, le niega la protección del derecho y le hace caer bajo el 
  yugo de la fuerza. Dicen que vamos a la barbarie(462).
(437) DONOSO CORTÉS J.:"Discurso sobre la situación de España", págs.338-339.
(438) DONOSO CORTÉS J.:"Discurso sobre la situación de España", pág. 339
(439) DONOSO CORTÉS J.:"Discurso sobre la situación de España", Pág.339.
(440) DONOSO CORTÉS J.:"Discurso sobre la situación de España", pág 339
(441) DONOSO CORTÉS J.:"Discurso sobre la situación de España", 340.
(442) DONOSO CORTÉS J.:"Discurso sobre la situación de España", pág.340.
(443) DONOSO CORTÉS J.:"Pensamientos varios",Tomo II, pág .824
(444) DONOSO CORTÉS J.:"Pensamientos varios", Tomo II, pág.824
(445) DONOSO CORTÉS J.:"Pensamientos varios", Tomo II, pág.824
(446) DONOSO CORTÉS J.:"Pensamientos varios", Tomo II, pág.825
(447) DONOSO CORTÉS J.:"Pensamientos varios", Tomo II, pág.825
(448) DONOSO CORTÉS J.:"Pensamientos varios", Tomo II, pág.825
(449) DONOSO CORTÉS J., "El Ensayo", pág.393
(450) DONOSO CORTÉS J., "Discurso sobre la situación de España",pág. 336
(451) SCHMITT KARL: Interpretación de Donoso Cortés, pág. 66-67
(452)DONOSO CORTÉS,Obras Escogidas, pág. 116.
(453) DONOSO CORTÉS, "Los sucesos de Roma", Pág.186.
(454) DONOSO CORTÉS, tomo II,"Los sucesos de Roma", pág. 86.
(455) DONOSO CORTES: O.C.,tomo II, "Carta al director de la Revue des Deux Mondes", pág.637.
(456) DONOSO CORTES: O.C.,tomo II, "Polémica con la prensa española", pág.221.
(457) DONOSO CORTES: O.C.,tomo II, "Carta al cardenal Fornari", pág.628.
(458) DONOSO CORTES: O.C.,tomo II, "Lecciones de Derecho político", pág.296.
(459) DONOSO CORTES: O.C.,tomo II, "Correspondencia con el conde Raczynski", pág.815.
(460) DONOSO CORTES: O.C.,tomo II, "Correspondencia con el conde Raczynski", pág.804.